Una de las peleas más frecuentes en todos los hogares es la que surge cuando los padres les piden a los niños que recojan su habitación.
Probablemente, el problema se debe a que lo enfocamos como una imposición. Cuando esto ocurre es frecuente que se cree una lucha de poder entre padres e hijos.
Sin embargo, si logramos transmitirlo como un acto de autocuidado, en lugar de como una obligación, quizá su respuesta cambie.
– Tu entorno es un reflejo de tu estado interno
Un acto tan sencillo como mantener su cuarto ordenado y recogido ayuda a desarrollar en los niños valores y actitudes importantes. En primer lugar, favorece una mente más despejada y un estado interior armonioso.
Habitar un espacio desorganizado y descuidado promoverá sentimientos de estrés y de falta de claridad en el menor. También puede causar problemas de concentración y dificultades de estudio. Igualmente afectará a la hora de conciliar el sueño, ya que para lograr un buen descanso es necesario acostarse en un entorno limpio y ordenado.
– Fomenta la responsabilidad
Evidentemente, mantener la habitación recogida fomenta la responsabilidad. Este es el valor que hemos de tratar de inculcar: la responsabilidad, más no la obediencia. Un hogar es un espacio compartido por varias personas en el que todas tienen su papel a la hora de cuidar del mismo.
El pequeño ha de comprender que debe recoger su cuarto, no por obediencia, sino por amor y cooperación, igual que hacen el resto de miembros de la familia. Su contribución es tan valiosa como la del resto, por lo que debe ser vista por el niño como algo deseable, algo de lo que sentirse orgulloso: formar parte de una familia amorosa en la que todos cuidan de todos y del espacio que comparten.
– Potencia el amor propio y el autocuidado
Por último, tratemos de inculcar al menor el hábito de recoger su habitación como un acto de amor por sí mismo. Este es el lugar de la casa que le pertenece al que puede acudir a relajarse y a estar a solas. Es su santuario y merece gozar de un entorno agradable que le haga sentir emociones positivas estando en él.
Si el niño siente verdaderamente su habitación como propia, será más sencillo que le nazca la voluntad de cuidar de ella. Por lo tanto, permitamos que escoja la decoración y el lugar en que desea guardar cada libro, juguete y objeto. Igualmente, respetemos su independencia. Si deseamos que el pequeño se haga responsable de este espacio debemos permitir que lo sienta como suyo.
Toquemos a la puerta antes de entrar y evitemos recolocar y reorganizar las cosas a nuestro parecer. Respetemos su espacio para que él también lo respete, ya que haciéndose responsable de su cuarto aprenderá a hacerse responsable de sí mismo.
Si cada día nos cuidamos y nos ocupamos de nosotros, nos mantendremos sanos y felices. Pero si nos dejamos y nos descuidamos, podemos acabar enfermando o sintiéndonos mal.
– Anima a los niños a que recojan su habitación
Anima a tu hijo a mantener su cuarto organizado y limpio. Hazlo promoviendo valores como la cooperación familiar, el amor propio y la responsabilidad consigo mismo. Cuéntale que hacerlo le ayudará a dormir mejor, a encontrarse y a sentirse orgulloso de sí mismo.
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