Fomentar la resiliencia es posible desde la infancia. No es necesario que pasen más años para que el pequeño adquiera esta valiosa actitud.
Recordemos que la resiliencia es esa capacidad que le permite al ser humano mantenerse a flote frente a las adversidades, superarlas y fortalecerse a partir de ellas.
A continuación, te presentamos una serie de estrategias que te ayudarán a fomentar la resiliencia en los niños.
– Aprender a hacer amigos
Para fomentar la resiliencia es necesario que le enseñes a hacer amigos. El aislamiento es un factor que promueve la inseguridad y el miedo. Piensa que no todos los niños cuentan con una gran habilidad para manejarse socialmente, así que es bueno que les echemos una mano en esta tarea.
No contar con amigos puede ser un tema muy sensible para un niño. Por lo tanto, nunca es una buena idea señalarle como el culpable de esa situación. Si lo hacemos es probable que adopte alguna de estas dos actitudes: encerrarse en sí mismo para protegerse o realizar intentos desesperados y peligrosos para que alguien lo acepte.
Nosotros como adultos tenemos que reforzar esa seguridad diciéndole todo lo que hace bien en contextos sociales. También podemos corregirle, pero centrándonos siempre en comportamientos concretos y sólo delante de personas en las que el niño confíe.
– Aprender a ayudar a los demás
La solidaridad es fundamental para el desarrollo emocional. Si el niño aprende a ayudar a los demás, se sentirá más útil y valioso. También, fortalecerá su capacidad para establecer empatía.
Piensa que la mejor manera de fomentar la ayuda a los demás es con tu ejemplo. El juego también es una vía ideal para que compruebe por sí mismo los beneficios de trabajar en equipo.
– Establecer y mantener una rutina
Establecer una rutina es fundamental para los niños, especialmente para los más pequeños. Les da una sensación de seguridad y de estabilidad.
En principio, deben existir horarios para acostarse y levantarse. También, los horarios de la comida deben estar muy definidos. Lo mismo debe ocurrir con los tiempos de escuela, de tareas e incluso de descansos. Estos horarios solo deben ser alterados si hay razones de fuerza mayor.
– Aprender a cuidarse
Si lo que pretendemos es fomentar la resiliencia, el niño tiene que aprender a ser responsable con una motivación en el horizonte: su propio bienestar. Esto no quiere decir que deba cuidarse solo. Debe pensar en su bienestar físico y emocional cuando esté solo y no tenga el amparo de los padres o adultos de la familia.
– Aprender a descansar
El descanso es tan importante como el trabajo. Para realizar las actividades de forma adecuada es bueno que el cuerpo esté descansado y la mente despejada. Por ejemplo, de nada sirve estudiar mucho si no dejamos que nuestra mente asimile y procese todo ese conocimiento con el que trabajamos.
Como hemos dicho en los puntos anteriores, es bueno que des ejemplo y tú también respetes el tiempo de descanso. Por otro lado, descansar no significa necesariamente estar sin hacer nada, simplemente en muchos casos podemos lograr sus beneficios realizando actividades que no requieran un gran nivel de atención.
– Aprender a establecer metas
Es bueno que el niño aprenda a fijarse metas razonables en función de sus capacidades y recursos. El hecho de que aprenda a marcarse metas que van a demandarle un esfuerzo, pero que al mismo tiempo puede lograr, va a ser un refuerzo enorme para su autoestima.
Por otro lado, más que metas de logro, el niño necesita en esta etapa metas de cumplimiento. Esto quiere decir que, por ejemplo, en lugar de pedirle que alcance determinada calificación en la escuela, más bien la meta debe ser que aprenda unas buenas técnicas de estudio y que las ponga en práctica un rato todos los días. Hazle ver que esto es un gran logro.
– Aprender a ver las dificultades como un reto
Hay muchos pequeños eventos cotidianos que el niño ve como grandes dificultades. Para ellos, no poder alcanzar algo que está sobre un estante puede ser una fuente de gran frustración.
Es ahí donde es bueno que entres y conviertas ese “gran problema” en algo que se puede resolver. Cuando sea un poco más mayor evalúa con él cómo se puede resolver la situación.
Si aplicas estos sencillos consejos contribuirás a que el niño sea resiliente. Es uno de esos regalos que si se dan en la infancia evitan muchos problemas en esa etapa y en etapas futuras. Fomentar la resiliencia es uno de los grandes retos de la crianza.
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