El niño que pudo hacerlo se trata de un cuento que debería ser contado a todos los niños del mundo. Este cuento transmite un potente mensaje, debido a que es esencial luchar por conseguir metas y objetivos propios, dejando a un lado las voces que atentan contra la ilusión.
Esta adaptación de un cuento popular realizada por Eloy Moreno debería ser contada a todos los niños del mundo. El niño que pudo hacerlo, es un cuento que empodera, que refleja la realidad de la vida en la constitución y nutrición de nuestros sueños.
El cuento se aleja del mensaje excesivamente optimista de “si quieres, puedes”, porque querer no siempre es poder, y eso debe quedarnos claro desde la infancia para no caer en la prisión de la exigencia de lo imposible.
La capacidad de analizar de manera realista nuestras posibilidades es lo que construye de manera saludable nuestra autoestima, por eso es necesario que anticipemos el puedo al quiero y nos movamos sólo por el onírico y mágico impulso del afán de superación.
El cuento: El niño que pudo hacerlo
Dos niños llevaban toda la mañana patinando sobre un lago helado, cuando de pronto, el hielo se rompe y uno de ellos cae al agua. La corriente interna lo desplaza unos metros por debajo de la parte helada, por lo que para salvarlo la única opción era romper la capa que lo cubría.
Su amigo comenzó a gritar pidiendo ayuda, pero al ver que nadie acudía buscó rápidamente una piedra y comenzó a golpear el hielo con todas sus fuerzas.
Golpeó, golpeó y golpeó, hasta que consiguió abrir una grieta por la que metió el brazo para agarrar a su compañero y salvarlo. A los pocos minutos, avisados por los vecinos que habían oído los gritos de socorro llegaron los bomberos. Cuando les contaron lo ocurrido, no paraban de preguntarse cómo aquel niño tan pequeño había sido capaz de romper una capa de hielo tan gruesa.
–Es imposible que con esas manos lo haya logrado, es imposible, no tiene la fuerza suficiente, ¿cómo ha podido conseguirlo?, comentaban entre ellos.
–Un anciano que estaba por los alrededores, al escuchar la conversación, se acercó a los bomberos.
–Yo sí sé cómo lo hizo, dijo el anciano.
-¿Cómo?, respondieron sorprendidos.
–No había nadie a su alrededor para decirle que no podía hacerlo.
A partir de dos grandes pilares nos desarrollamos y damos rienda suelta a nuestra capacidad de superación. Es decir, cuando somos pequeños, lo que los demás nos digan no solo supone un freno o una estimulación, sino que conforma nuestra identidad y la imagen que tenemos de nosotros mismos.
Como adultos tenemos un papel principal y esencial en la construcción de la autoestima de los pequeños. Por su parte, ellos son como esponjas y absorben con facilidad aquello que observan y aquellos mensajes que les transmitimos. Todos los niños están hechos de un material delicado, inocente, quebradizo, onírico y magnífico. Son mentes burbujeantes que transforman sus juegos en sueños por crear y aspiraciones por cumplir.
Como sabemos, los cuentos son una de las vías de comunicación con los niños por excelencia. A través de ellos les ayudamos a comprenderse, a manejarse en el mundo, a asumir valores y a crear nuevas experiencias. Este cuento transmite un mensaje que se traduce en la importancia de desarrollar una competencia indispensable para mantenernos en pie en la vida: la resiliencia.
Resiliencia entendida como fortaleza, persistencia ante las adversidades y manejo del diálogo interno. Es esencial que nos paremos a meditar lo importante que puede ser contar un cuento como éste a un niño para asentar de manera sólida las bases de su castillo.
Mensajes que les ayudarán a entretejer sus alas de una manera especial y meditada, y les apoyarán a la hora de experimentar con sus capacidades e intereses, pero sobretodo, les ayudarán a desarrollar de una manera adecuada estrategias de autogestión únicas.
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