Las suculentas son las plantas más fáciles de propagar, puedes hacerlo por hoja, por esqueje o por división, pero, ¿te habrías imaginado hacerlo en agua?.
Yo tampoco, pero una vez que me atreví a hacerlo quedé fascinada con los resultados de este método porque crecen de volada y se ven más bonitas. Además, le dan un toque totalmente diferente a tu hogar.
1. Graptopetalum
Este tipo de suculenta tiene hasta 18 especies diferentes y crecen en forma de roseta. Su ritmo de crecimiento es medio, es decir, que pueden pasar varios años para necesitar una maceta más amplia.
2. Echeveria imbricata
Sus hojas son más gruesas, requieren exposición a pleno sol o media sombra, buena ventilación y suelos muy bien drenados. Se propagan mediante semillas, esquejes u hojas.
3. Crassulas
Tiene más de 620 especies, y una de las grandes características que poseen las crassulas es que son muy resistentes al clima. Sus colores pueden ser de diferentes tonalidades: verdes, azulados o rojizos y sus flores rojas, blancas, amarillas o rosadas.
4. Crassula perforata
Se recomienda regarla de forma moderada, espera a que la tierra se seque por completo, ya que son resistentes a la sequía, pero no al exceso de humedad.
5. Haworthias
Existen más de 60 especies, pero la más popular es la cebrita de jardín que se caracteriza por tener líneas blancas en sus hojas y también llega a florecer, son bastante fáciles de cultivar y sus requerimientos son mínimos.
6. Haworthia cooperi
Son plantas que no requieren de mayores cuidados y en época de primavera adorna su apariencia con flores preciosas.
7. Kalanchoe fedtschenkoi
Es una planta de exterior, aunque también se puede adaptar en interior. Esta planta tiende a crecer a los lados.
8. Sedum rubrotinctum
Esta planta puede llegar a medir hasta 20 cm de altura, necesita crecer en ambientes con muy buena iluminación o expuesta al sol, riégala moderadamente.
9. Kalanchoe laxiflora
Se caracteriza por tener tallos alargados y ramificados que logran alcanzar los 30 o 50 cm de altura, te recomiendo regarla sólo cuando el sustrato esté lo suficientemente seco al tacto.
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