Puede que te haya pasado que recibiste o compraste una hermosa orquídea y que, a pesar de los cuidados, se marchita y no vuelve a florecer.
El problema que puede surgir con las orquídeas es que pudieron haber crecido en invernaderos, por lo que, si caen las flores habrá que esperar otro ciclo completo para que vuelvan a florecer, es decir, un año.
A continuación, te damos algunos consejos para conseguir que tu orquídea vuelva a florecer:
1. Intenta moverla de lugar
Es un gran error pensar que todas las plantas y flores necesitan estar en contacto directo con el sol. De hecho, no es el caso de la mayoría de las orquídeas. Sí, es verdad que necesitan estar ubicadas en ambientes claros con luz, pero sin que el sol les dé directamente. Una buena opción sería ponerlas al lado de una ventana.
Una cosa está clara, cuanta más luz natural reciban más posibilidades habrá de que florezcan de nuevo. En el caso del clima mediterráneo, es mejor orientarlas al norte o noroeste, para que tenga claridad y más horas de luz, pero sin sol directo.
2. Cuidado con regarla demasiado
Regarla más no va a ser sinónimo de que esté más sana o que florezca más. Sí, es verdad que las orquídeas son flores tropicales, pero no hay que pasarse con la humedad del sustrato. Si la ubicas en un lugar húmedo, no necesita mucho riego. Si estás en un lugar seco, intenta regar un poco más, pero siempre como máximo 1 vez a la semana.
3. Utiliza abono específico para orquídeas
Abonar y añadir nutrientes a las plantas es un paso imprescindible para impulsar su crecimiento natural y que aparezcan nuevas flores. Normalmente, cuando compras una orquídea, te comentan sobre los fertilizantes o abonos específicos que debes utilizar. Una de las opciones más comentadas por los profesionales es el fertilizante líquido, para aumentar la capacidad de absorción.
En caso de que la planta sea regalada, normalmente la entregan ya abonada, así que no será necesario que empiezas a mantenerlas hasta unos meses más tarde.
4. Obsérvala e intenta entenderla
Comprobar el estado de la planta es esencial para saber si hace falta regarla un poco más o si nos estamos pasando. ¿Cómo podemos darnos cuenta?, hay dos cosas que debemos observar: las hojas y las raíces.
Las hojas sanas y bien hidratadas tendrán un color intenso y serán resistentes. Si ves que pierden un poco de color, es porque es hora de regarlas de nuevo.
En el caso de las raíces, también hay que observar el color. Si los tonos de las raíces son verdes, significa que están recién hidratadas y en buenas condiciones. Si las raíces se vuelven plateadas, será señal de que la planta requiere un poco de riego.
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